Al doblar la esquina de un año
me atraca, a mano alzada,
otro año desconocido.
Ni una tregua, ni mis quejas
le importan un comino,
viene a por todas
y sus afilados doce dientes
van haciendo presa en mí.
No siento, sin embargo,
la dulce hemorragia que provoca
la lenta agonía,
quizás algún mal paso,
pero sigo en pie.
Sé que al doblar cualquier esquina,
de nuevo a mano alzada,
sin preguntar, me pedirá la vida.
- Begoña Abad
No hay comentarios:
Publicar un comentario